Matar al mensajero es una frase metafórica que se refiere al acto de culpar a una persona que trae malas noticias en vez del autor de las mismas.
Los mensajeros de la antigüedad se exponían a perder la vida cuando llevaban noticias infortunadas a los poderosos.
Muchas crónicas y obras literarias dan testimonio de ello: promesas de oro y perlas si las nuevas son las que se esperan ansiosamente y azotes, tortura y muerte en el caso contrario.
Actualmente matar al mensajero no pasa de ser una frase hecha que alude a la indignación que provocan quienes dan a conocer lo que son malas noticias para alguien, aunque esa indignación yerre el blanco.
En la actualidad se considera, con mucho sentido común, que aquel que da a conocer las novedades como el caso del periodismo no es, el culpable de su contenido.
Aplicación actual
Una versión moderna de la expresión se puede apreciar cuando las personas culpan a los medios de comunicación por dar malas noticias. Cuando alguien dice lo que ha pasado, la culpa no es suya, es de quien lo haya hecho mal. Y si se consigue acallar a alguien, no se va a solucionar nada, porque la cuestión seguirá estando aunque nadie se la cuente.