Te han tocado vivir situaciones donde alguna persona está en crisis y no sabes que decir o como actuar ? Acá te ofrecemos herramientas para esos momentos, abordando el tema con profesionales en la técnica denominada “Escucha Activa”. Te ayudará a tener conversaciones más significativas y profundas. Teniendo en cuenta que cuando la persona se siente escuchada disminuye su estrés o agobio y está más dispuesta a mantener una conversación.
Crisis
El concepto de crisis hace referencia a un acontecimiento inusual, mayormente negativo que conlleva la desorganización de la vida normal. En las crisis “todo está al límite” cuando debemos enfrentarnos a situaciones que desestructuran nuestra vida.
Como podemos ayudar
A continuación te ofrecemos una charla brindada por Angélica Sánchez, Politóloga Profesora de Ciencias Políticas. Con técnicas que se pueden utilizar en cualquier vínculo, que tiene un problema que le afecta. Presentamos material sobre la escucha activa y como todos podemos ayudar a otro.
Resumen. Escuchar no es simplemente oír.
La escucha activa, o escuchar para comprender, pertenece a la categoría de la escucha empática. Este tipo de escucha te ayudará a desarrollar relaciones sólidas y comprender al otro.
La escucha activa es la práctica de escuchar para comprender lo que alguien está diciendo. Cuando practicas la escucha activa, te concentras exclusivamente en lo que dice la otra persona en lugar de planificar qué vas a responder como lo harías durante un debate o una conversación. Para confirmar que comprendes lo que la otra persona dijo, debes parafrasear lo que escuchaste. Dependiendo de la conversación, también puedes hacer una pregunta específica y abierta para profundizar en el tema.
Efecto de la escucha activa: sentirse escuchado
La escucha activa te ayuda a tener conversaciones más significativas y profundas. Cuando prestas total atención a lo que dice la otra persona, sin planificar lo que vas a contestar ni interrumpir, desarrollas habilidades de comunicación más efectivas. Así, si practicas la escucha activa el otro se sentirá escuchado. Sentirse escuchado es sentir que el otro pone el foco en ti y no en el problema o en intentar solucionar el problema. Cuando la persona a la que escuchas se siente escuchada disminuye su estrés o agobio y está más dispuesta y abierta a mantener una conversación honesta. La escucha activa y sentirse escuchado son dos conceptos que van de la mano. El que escucha activamente hará que el otro se sienta escuchado.
Características de la escucha activa
Ahora que ya sabes qué es la escucha activa puede que te preguntes que es lo que caracteriza a las personas que practican la escucha activa:
Utilizan preguntas abiertas para obtener más información y su lenguaje verbal es positivo.
Parafrasean y resumen lo que dice la otra persona para asegurarse de que lo comprendieron en su totalidad
Practican la escucha sin emitir juicio haciendo a un lado sus propios sesgos o puntos de vista
Demuestran paciencia al centrar su atención en la otra persona y no en sus propios pensamientos
Demuestran una comunicación no verbal positiva, mantienen el contacto visual y orientan el cuerpo hacia quien está hablando
Evitan las distracciones y realizar varias tareas a la vez
Beneficios de la escucha activa
Mejoras la comunicación. Impulsas la colaboración. Entiendes verdaderamente lo que dice la otra persona
Te conectas a un nivel más profundo. Demuestras empatía. Resuelves conflictos. Generas confianza.
Desarrollas buenos vínculos
La escucha activa es una habilidad blanda cuyo desarrollo lleva tiempo. Prueba estas cinco técnicas de escucha activa que te permitirán practicar esta habilidad. A la hora de poner en práctica las técnicas de escucha activa, deberás tener en cuenta tanto las señas verbales como las señales no verbales. Así, cuando hablamos de señales no verbales nos referimos, por ejemplo, a la postura corporal, a la expresión facial o incluso la sonrisa. En cambio, las señales verbales se refieren a la capacidad para hacer preguntas, parafrasear y resumir para transmitir empatía. A continuación, también profundizaremos en algunos ejemplos para ayudarte a continuar desarrollando este músculo.
Evita interrumpir
A veces, cuando una conversación fluye, sientes ganas de participar y contribuir con tus propias ideas, o desarrollar una idea que otra persona acaba de compartir. Este tipo de interrupción hace que algunas conversaciones avancen, pero no es algo que convenga hacer cuando estás escuchando de manera activa para entender.
Para practicar la escucha activa, dedica toda tu atención y energía a lo que dice la otra persona. Inevitablemente, surgirá alguna idea o comentario en relación con lo que te están diciendo, pero trata de hacer esos pensamientos a un lado mientras escuchas para entender.
Escucha sin emitir juicio
En el proceso de aprendizaje sobre la escucha activa, es posible que te cruces con personas que hablen sobre la escucha sin emitir juicio. “Sin emitir juicio” no se refiere a si el juicio es positivo o negativo. Más bien, se refiere a tu monólogo interno. En este caso, el hecho de emitir juicio hace referencia a cualquier pensamiento, positivo o negativo, que surja con respecto a lo que dice otra persona. Cuando se generan estos pensamientos internos como reacción al discurso de la otra persona, inherentemente estarás poniendo tu atención en lo que piensas en lugar de lo que la otra persona dice.
Siempre que sea posible, trata de escuchar sin emitir juicio y evita cualquier pensamiento que te venga a la mente. No está mal que tengas un punto de vista diferente al de quien está hablando. Para escuchar de forma activa, simplemente concéntrate en lo que está diciendo para que puedas desarrollar una mejor comprensión de esa persona. Así, el otro se sentirá escuchado, no juzgado. Sentirse escuchado es un magnífico comienzo para cualquier conversación.
Parafrasea y resume
Una vez que la otra persona haya terminado de hablar, parafrasea lo que escuchaste con tus propias palabras. Parafrasear te ayuda a asegurarte de que entendiste lo que la otra persona estaba tratando de expresar. Si al parafrasear lo haces de forma incorrecta o te falta algo que la otra persona intentaba comunicarte, te lo puede aclarar. Luego, puedes profundizar en la conversación.
Al parafrasear y resumir, en lugar de agregar información adicional, también estás demostrando que estabas prestando atención. Cuando parafrasees, evita agregar comentarios u opiniones propios, ya que el propósito de la escucha activa es poner tu atención en la otra persona y contener tu propio juicio.
Muestra un comportamiento no verbal positivo
Dado que no hablarás mucho durante el proceso de escucha activa, la mejor manera de mostrar apoyo es exhibir un comportamiento no verbal positivo. La comunicación no verbal es todo lo que se comunica sin palabras, como la expresión facial, los gestos, la postura y el lenguaje corporal.
Para exhibir un comportamiento no verbal positivo, haz contacto visual con la persona que está hablando para demostrarle que estás escuchando. Evita cruzar los brazos o inquietarte, ya que esos comportamientos suelen indicar distracción. Si corresponde, también puedes sonreír y asentir con la cabeza. Estas señales no verbales no solo le confirman a la otra persona que estás prestando atención a lo que dice, sino que además hacen que esa persona se sienta más cómoda durante la conversación.
Consejo: Si la conversación se da en un entorno virtual, como durante una reunión de videoconferencia, sonríe y asiente mientras la otra persona está hablando. Evita hacer otras cosas en paralelo o mirar fuera de la pantalla; en cambio, mantén el video encendido y centra tu atención en quien está hablando para demostrar que estás participando.
Haz preguntas específicas y abiertas
Una vez que la persona termine de expresar su idea, demuestra que estás conectado haciendo preguntas específicas y abiertas. Evita agregar tu propio juicio a esas preguntas; recuerda, te estás concentrando en lo que la otra persona tiene para decir.
Por ejemplo, puedes decir lo siguiente:
“Cuéntame más al respecto”.
“¿Cómo te sentiste?”
“¿Qué fue lo que te hizo ir tras esa opción?”
“¿Qué puedo hacer para ayudar?”
Evita hacer preguntas o declaraciones que indiquen que estás emitiendo juicio. Por ejemplo:
En lugar de “¿Por qué harías eso?”, pregunta “¿Qué te motivó a hacer eso?”
En vez de decir “Realmente no quisiste decir eso, ¿verdad?”, pregunta “¿Qué quisiste decir con eso?”
En vez de “Eso no tiene sentido”, puedes decir “No estoy entendiendo, ¿podrías explicarme…”
“Cuéntame más sobre…”
“Ya veo”.
“¿Qué pasó después?”
“Entonces, lo que estás diciendo es…”
“¿Cómo te sentiste después de eso?”
“¿Qué te gustaría hacer con respecto a…”
“¿Qué puedo hacer para ayudar?”
“Gracias por tomarte el tiempo de hablar conmigo”.
Líneas de asistencia:
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